La ubicación del hotel era perfecta, justo al lado del río y cerca del centro de la ciudad, así como de bares y restaurantes. La habitación doble estaba bien equipada con un minibar, una caja fuerte personal, una plancha y una tabla de planchar. Las camas eran super cómodas.

me dieron una habitación bien equipada y moderna con una enorme bañera y una máquina de café para una estancia maravillosa. la ventaja era su decoración bonita y su bar, que era bueno. el hotel tenía una ubicación bonita y perfecta muy cerca de la estación de tren. también estaba en las inmediaciones de restaurantes y de un puente y también del río.

El personal era muy ocupado.

La habitación era maravillosa y muy ordenada, con un balcón, WiFi gratis. Había una ducha y un secador de pelo.

La ubicación del hotel es excelente, justo al lado del centro, de un restaurante y del centro de la ciudad. La habitación era tranquila, súper limpia y contaba con comodidades como un minibar, una caja fuerte, una plancha y una tabla de planchar. Los servicios proporcionados fueron muy buenos.

Personal muy servicial. Habitaciones bien equipadas y modernas. - Almohadas hipoalergénicas. - Balcón y café. - Ubicación perfecta cerca del casco antiguo, restaurantes y río. - A solo 1 km del Palacio de Compiegne.

La habitación doble era luminosa y contaba con un hervidor para té o café, una enorme bañera y ¡hasta un balcón! La ubicación también era genial, ¡una maravilla! 🌞

Decoración agradable

Limpieza impecable. Comodidad excepcional.- Personal amable y servicial

Nada obvio.

Qué experiencia tan maravillosa en este hotel! Nos encantó la ubicación cerca de la carretera, lo que facilitó nuestra llegada y salida. Además, estuvimos muy cerca del centro de la ciudad, lo que nos permitió explorar y disfrutar de todas las atracciones. La habitación era espaciosa y confortable, con una decoración encantadora. El baño estaba impecable y tenía todo lo que necesitábamos. El servicio fue excepcionalmente amable y atento, siempre dispuestos a ayudar. El desayuno fue delicioso, con una variedad de opciones para satisfacer todos los gustos. Y para rematar, disfrutamos de unas vistas espectaculares al río. Sin embargo, hubo una noche desafortunada cuando un camarero fue muy grosero y nos pidió que nos marcháramos después de servirnos. Afortunadamente, esto fue solo una excepción y no empañó nuestra estancia en este encantador hotel.